Relojes de Sol

 

Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha sabido que la forma en la que cambia la sombra de un objeto indica la hora del día, que la sombra se acorta hacia el mediodía y se alarga hacia el atardecer. Los primeros intentos de la humanidad por medir el tiempo ocurrieron hace al menos 3500 años, ya que que el más antiguo Reloj de Sol conocido, encontrado en Egipto, data de esa fecha. El día fue entonces subdividido en 12 partes, a las que nos referimos como “horas del tiempo”. En un principio las horas del tiempo variaban en longitud, siendo más largas en verano y más cortas en el invierno. No fue sino hasta el siglo XIII que un Árabe llamado Abul-Hassan introdujo la idea de hacer todas las horas del mismo largo, y recién fue en el siglo XV que estas horas iguales estuvieron en uso general.

 

El tiempo solar verdadero (el que marcan los relojes de sol tradicionales) no es uniforme. Ello significa que el tiempo que tarda el sol entre dos pasos consecutivos por un mismo meridiano, aunque parezca increíble, no es siempre el mismo y depende de la época del año. El día solar medio —una entelequia inventada por el hombre para remediar la reprobable falta de puntualidad del sol— se divide en 24 partes iguales cada una de las cuales es una hora solar media. Los relojes mecánicos o digitales, los relojes que utilizamos todos, marchan de manera uniforme y son por tanto incapaces de señalar la hora solar verdadera. Lo que en realidad marcan es la hora de tiempo solar medio. La diferencia entre el tiempo solar medio y el verdadero puede llegar a ser de un cuarto de hora más o menos. Ello significa que el sol no pasa siempre a las doce del mediodía (de tiempo solar medio) por el meridiano de Greenwich como sería su obligación, sino que se retrasa o se adelanta, y estos retrasos o adelantos llegan a ser como máximo de un cuarto de hora aproximadamente, dependiendo de la época del año.

 

Curiosidades

 

En Europa surgieron los relojes mecánicos en el siglo XVI, pero no funcionaban bien al principio: adelantaban una hora por día. En el siglo XVII se fueron perfeccionando, pero tenían dos inconvenientes: eran caros y no terminaban de funcionar bien. Si alguien compraba un reloj mecánico, debía ir poniéndolo en hora con un reloj de sol, de hecho, los ferrocarriles franceses regularon sus relojes mecánicos con relojes de sol hasta fines del siglo XIX.

 

En el hemisferio norte, la sombra del gnomon (nombre que recibe la varilla cuya sombra proyecta la hora), durante el día se va desplazando “en el sentido de las agujas del reloj”, de ahí es que se ha elegido posteriormente la forma en que giran las agujas.

 

En 294 a. de C. Roma conoce el reloj solar gracias a Lucius Papirus Cursor, otros lo atribuyen al cónsul Valerio Messala. Pero recién en el 264 a. de C. el cónsul Martius Philippus hizo trazar un cuadrante de acuerdo a las características geográficas del lugar: el que había instalado Messala, marcaba mal las horas, pues había sido traído desde la ciudad de Catania, que tiene una latitud diferente a la de Roma…!

 

El emperador Augusto mandó elevar un obelisco de 21 mts. de altura en el Campo de Marte con el objeto de observar la longitud de su sombra. Al mediodía dicha sombra tocaba una marca dibujada en el suelo (nótese la finalidad de los obeliscos). Es un aparato que debe su existencia al insigne matemático Facundo Novio, sin embargo, al cabo de treinta años estas medidas se hicieron erróneas. No se sabe la causa: quizás porque el gnomon se ha movido debido a movimientos del suelo, o porque las crecidas del río Tíber han provocado un descenso del obelisco.

 

En América, los aztecas medían el transcurrir del día mediante el largo de la sombra de una estaca, mientras que los incas lo hacían mediante una columna cuya sombra tocaba unas marcas en el suelo.

Las columnas eran las intiwatana (inti = Sol, wata = año o atadura). Vale mencionar la que se encuentra en las ruinas de Machu Picchu.

 

 

Este Reloj de Sol fue elaborado por Bárbara Greco especialmente para marcar la hora correcta en Corrientes Capital. Pueden conocer más de su trabajo a través de las redes sociales:

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Ubicación de nuestro Reloj de Sol en el «Solar Arandú» de la ciudad de Corrientes, Capital, República Argentina.


 

 

 

 

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